La distinción real entre esencia y ser
La distinción entre esencia y ser es quizás el aporte más importante que Tomás de Aquino hizo a la ontología. Es, además, fundamental para entender bien sus famosas cinco vías y demás demostraciones de la existencia de Dios. Recientemente mayor atención se le ha prestado a esta distinción, desde el trabajo de filósofos como Etienne Gilson, Cornelio Fabro y más recientemente Edward Feser y Gaven Kerr. En esta entrada, bastante inspirada en el trabajo de estos últimos dos filósofos, vamos a esbozar el desarrollo de las ideas que llevaron a Santo Tomás a formular esta distinción.
Aristóteles, que no es ajeno a la especulación metafísica, acepta que del no-ser no puede venir el ser, pero no está dispuesto a negar algo tan aparente a los sentidos como la realidad del cambio. Por eso niega que el frío del café sea un no-ser con ninguna base en la realidad, y dice más bien, que es un ser en potencia. Una potencialidad no es no-ser sin más, pero tampoco es ser en acto, como el calor del café, sino una especie de punto medio. Es pero no es del todo. De ahí viene la famosa y elemental distinción aristótelica entre el ser en acto y el ser en potencia, entre aquello que es sin más y aquello que puede ser. O como lo pone el más grande discipulo de Aristóteles, Tomás de Aquino:
Ten en cuenta que hay cosas que aunque no existen pueden existir y que hay cosas que existen. Lo que puede existir se dice ser en potencia; lo que ya existe se dice ser en acto. (De principiis naturae)
Esta distinción es probablemente la distinción fundamental tanto el la metafísica de Aristóteles como en la de Tomás, y viene a solucionar el problema que puso Parmenides, pues el frío del café no viene de la nada, sino que hay una potencialidad en el café para enfriase que viene a ser actualizada por el aire frío alrededor que está frío en acto. No hay salto del no-ser al ser, sino solo de la potencia al acto, siendo ambos un tipo de ser, efectuada por una causa agente, en este caso el aire frío.
Pensemos en la estatua de David. En la estatua hay un principio de actualidad que llamamos forma, que hace que este trozo de mármol particular y lo determine para que sea de una manera específica, para que sea David, y hay un principio de potencialidad, que recibe la forma, que es determinado y llamamos materia. En este caso, la estructura de la estatua, aquello por lo cual esta estatua es más o menos perfecta, aquello que el artista impone en el marmol es la forma. Llama la atención que la forma es universal en cierto modo, pues cuando solo es concebida por el artista la forma no está limitada por el tiempo ni por el espacio. Por el otro lado, aquello que es el principio de imperfección, pues recibe la forma más o menos bien, y lo que viene a "atar" la forma a esta realidad particular espacio-temporal es la materia. Por eso la materia es llamada el principio de individuación, pues hace del universal algo particular aquí y ahora.
Parece que Aristóteles no fue más allá de la forma al concebir cual era el principio de actualidad más fundamental, y en esto Tomás va más allá que Aristóteles. Esto es así porque Tomás se pone la cuestión de las formas puras, ya sean inteligencias incorpóreas como los ángeles o formas platónicas. ¿Si la forma es el principio de actualidad fundamental es una forma pura actualidad pura sin mezcla de potencialidad? Si esto fuera así la forma pura existiría necesariamente, pues no tendría el potencial de existir esperando a ser actualidado sino que simplemente existiría sin más. Sería divina. Pero es evidente que una forma platónica no es actualidad pura, en cuanto hay varias y según Platón en cierta manera dependen de la forma del bien. Por el otro lado, ningún cristiano diría que un ángel es actualidad pura, pues eso sería hacerlo divino e increado. Esto lleva a que la forma no puede ser el principio de potencialidad fundamental, sino que debe haber algo más, con respecto a lo cual la forma esté en potencia.
Esto nos lleva a la famosa distinción tomista entre esencia y ser. La esencia es lo que una cosa es. La esencia humana es lo que es significado por la definición de animal racional. La esencia es lo que determina el modo de existir de una cosa, pues un hombre existe cedé manera humana y un perro de una manera perruna. La esencia es lo que es actualizado por el principio de actualidad verdaderamente fundamental, lo que Tomás llama esse en el latín original y que distintos autores traducen como existencia o ser. El ser es el principio de actualidad fundamental porque una forma pura puede ser o no ser, no hay necesidad de que sea pues podría no haber sido, y eso implica que en la forma pura hay potencialidad para existir, que es actualizada por el esse que es el acto de existencia.
¿Pero es el esse algo que realmente podemos distinguir de las cosas? ¿Hay una distinción real entre esencia y ser? ¿O es por el contrario, meramente una manera que tenemos de pensar de las cosas que no pone nada en la realidad? En su tratado de ente et essentia el doctor angélico propone dos argumentos que nos llevan a concluir la distinción real entre ser y esencia. El primero es el llamado intellectus essentiae, pues busca argumentar la distinción real partiendo de nuestra intelección de las esencias de las cosas.
Ahora bien, toda esencia o quiddidad puede ser entendida sin que se entienda algo de su ser; de hecho puedo entender qué es el hombre o el ave fénix, y sin embargo ignorar que exista o no en la naturaleza. Por tanto es evidente que el ser [esse] es otra cosa que la esencia o la quiddidad, a menos que exista algún ser cuya quiddidad es su mismo ser
Aquí Tomás básicamente no está diciendo que el conocer la esencia de algo no implica conocer su ser o existencia, porque cuando conocemos la esencia de un fénix o un hombre no sabemos si necesariamente existe. Esto es porque la esencia de estos entes no incluye su existencia, y esto a su vez demuestra que esencia y existencia no son lo mismo en estos entes, sino principios realmente distintos si bien no separados.
El segundo argumento propone que empecemos con un experimento mental. Pensemos que hay algo cuya esencia es su ser, o sea algo en lo cual no haya distinción entre esencia y ser, (esto es lo que Tomás entiende por Dios y cuya existencia demuestra posteriormente en el tratado). Haremos un poco de análisis conceptual para concluir que nada que esté sujeto a multiplicación puede ser tal cosa, de lo que se sigue que todo lo que está sujeto a multiplicación hay distinción entre esencia y ser.
Tomás señala distintos tipos de maneras según las cuales las cosas pueden ser multiplicadas, aquí seguimos la exégesis de Gaven Kerr. La primera es como un género es multiplicado en distintas especies. Un género es una categoría general, como por ejemplo animal. Dentro del género animal hay distintos miembros, como los hombres, perros y caballos. Estos se diferencian entre sí porque además de ser animales tienen una diferencia espécifica que los hace ser el tipo especifico de animal que son y no otro, o sea una especie. En el caso del hombre esta diferencia es la racionalidad, por tanto es animal racional, como el perro es un animal canino y el caballo un animal equino.
Ahora, ¿puede algo, cuya esencia simplemente sea su ser, algo que sea un acto puro de existencia ser multiplicado como un género es multiplicado en distintas especies? ¿Podrían haber distintas especies de Dioses? La respuesta es no, pues aquello que multiplica al género es la diferencia especifica, que a su vez es algo que yace fuera del género, como la racionalidad es algo que no está contenido en el término animal. La cuestión es que fuera de esse, fuera del ser no hay nada. No hay nada que pueda multiplicar un acto puro de existencia como un género es multiplicado en distintas especies. Por tanto, aquello en lo cual no haya distinción entre esencia y ser no puede ser multiplicado de esta manera.
El segundo modo de multiplicación que el doctor angélico considera es como una especie es multiplicada en distintos individuos cuando la forma es recibida en distintos trozos de materia. Por eso los escolásticos llamaban a la materia el principio de individuación, porque es lo que hace de la humanidad, que es algo abstracto y universal, algo concreto aquí y ahora. La razón por la que Juan y Pablo son distintos aunque los dos sean la misma especie es porque esa especie es individuada en trozos de materia distintos. De ahí que la materia multiplique la especie. Ahora ¿puede algo que sea ser puro, simple y subsistente recibir la adición de materia? Santo Tomás afirma que no, pues ya no sería ser subsistente sino material.
Si logramos demostrar que existe tal ente, cuya esencia sea ser, habremos asegurado un teísmo clásico muy robusto. Esto es porque ya demostramos que si existe tal ente, necesariamente será uno, y no solo uno, sino absolutemante único. Es decir que no podría siquiera en principio haber más de uno. Sería, además, inmaterial y subsistente en sí mismo. Y esto es lo que hace Tomás inmediatamente después en el tratado y nosotros representamos aquí.
Julio Alonzo
Otras lecturas:
Kerr, G. (2015). Aquinas's way to God: The proof in De ente et essentia. Oxford University Press. USA
Feser, E (2014). Scholastic metaphysics: A contemporary introduction. Editiones Scholaticae.
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